lunes, 26 de agosto de 2013

Los jardines de luz de Amin Maalouf. (Les jardins de lumière, 1991)


Arrancado de los brazos de su madre cuándo tan sólo era un niño y conducido por su padre a un palmeral dónde subsistía la secta de los Túnicas Blancas, Mani accede desde muy niño a los caminos de la fe. Una fe personalizada en este grupo alejado de la civilización que le enseña desde muy pronto que hay algo más que guía nuestros pasos, que nada es aleatorio, que nuestro destino está en manos de alguien todopoderoso. Estos fueron los inicios de un gran hombre, que abandonará a su grupo primigenio para dirigirse a lo desconocido, hacia el polvoriento camino para predicar su propia verdad, un nuevo mensaje distinto pero igual a los demás, hay algo más, un creador que todo lo puede y con sus palabras lo que Mani pretender es unir en una única fraternidad a todos los pueblos del mundo, a todos los soberanos del planeta pero sobre todo a todas las religiones y así todos unidos, empezar una nueva era de esperanza, un nuevo futuro de igualdad, justicia y paz y acabar de una vez por todas con las diferencias espirituales que se encuentran el origen de tantos conflictos y guerras entre hermanos. La ardua tarea que Mani se ha impuesto encontrará oídos benévolos entre los reyes de reyes, entre los más poderosos del planeta que apoyarán, escucharán, protegerán al hombre del futuro a veces gratuitamente, a veces a cambio de sus consejos y su compañía. Pero ningún profeta tendrá en este mundo una vida fácil ya que el camino es tortuoso y la verdad es y será siempre perseguida. Un viaje espiritual e histórico por Mesopotamia, una versión fidedigna de unos hechos reales tergiversados por los años y por las manipulaciones de intereses, una explicación razonable del surgimiento del Maniqueísmo.

Silvia

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