martes, 19 de noviembre de 2013

Poppy done to death. (Aurora Teagarden mysteries) de Charlaine Harris. (2003)


Aurora, una vez más, será la persona que descubra en el suelo de la cocina, el cadaver de Poppy , que además de una respetable ciudadana , es también su cuñada. Pero no todo acaba ahí, Phlip, su hermanastro, se presenta sin avisar en su casa. El chico se ha escapado de casa y sus padres no saben dónde se encuentra, pero sobre todo, no les gustaría saber que se está en casa de su hermana, de la que han intentado alejar a su hijo por cualquier medio al alcance de sus manos. Una impelente cuestión familiar ha empujado a Philip a tomar tal descabellada decisión y sus padres, participes de la debacle tendrán que asumir que no está el horno para bollos y respetar la decisión de su hijo. Aurora que no consigue aceptar de buen grado su nuevo papel de madre sustituta para Philip, resolverá el puzzle creando una sintonía agradable que facilite la convivencia forzosa. En cuánto a su relación con Robin, nubes oscuras se acercarán por el horizonte haciendo tambalear el equilibrio precario de una relación todavía no madura y que amenaza con resquebrajarse ante los descuidos del escritor que difícilmente se aleja de una vida marcada por el éxito editorial y las consecuencias que ello acarrea. Como siempre Aurora, se propondrá mantenerse distraída buscando la respuesta al crimen de su cuñada sin sospechar que tal vez se dé de narices con una doble vida que ella misma ignoraba y que no agrada en absoluto a su conciencia medio burguesa y anclada en las tradiciones familiares más afianzadas. Por último y como regalo inesperado ante tanto altruismo que profesa hacia todos los miembros presentes en una vida entregada a los demás, recibirá una noticia que se presentará como el preludio de una nueva historia que, muy a su pesar, había renunciado a experimentar.

Silvia

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