Este filme de mediados de los años 80 se desarrolla en una zona remota del Tíbet, en los altos pastos dónde la vida humana se encuentra en su etapa más primitiva. El pastoreo y la cría de caballos son las actividades principales de superviviencia y las poblaciones se estructuran entorno a un jefe que gobierna e imparte justicia. Nuestro protagonista es un ladrón de caballos y de todo lo que se pone al alcance de sus avariciosas manos hasta que es expulsado del pueblo junto a su familia y se ven condenados a vagar y a sufrir las inclemencias del mal tiempo por culpa de un hombre que no está dispuesto a redimirse. Rodada en Cinemascope y en color, esta película realista con actores no profesionales al más puro estilo Zhang Yimou, nos acerca a una cultura primitiva y lejana, que lejos de nuestra sociedad consumista vive en un entorno natural a contacto con la tierra de la que realmente vive. La cultura religiosa estará presente a lo largo de toda esta cinta en la que podremos ver desde monjes budistas en oración, hasta los normales campesinos y su relación con los asuntos espirituales.
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Silvia
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