viernes, 10 de enero de 2014

Encontré al diablo de Kim Jee-woon. (Akmareul boatda, 2010)


Encontré al diablo (2010) Poster
Una oscura y fría noche de invierno un coche recorre una solitaria carretera. Un pinchazo obliga a la conductora a pararse y a llamar a la grúa. Mientras espera, un hombre se acerca a su vehículo y le ofrece su ayuda. Ella, al teléfono con su novio rechaza el ofrecimiento. Un martillo golpea el parabrisas, las ventanillas y una vez dentro del coche, golpea también a la joven que horas más tarde se despierta aturdida y magullada en un sótano con un psicópata que, impasible ante sus ruegos la despedaza empezando por las manos y los pies. Con este escalofriante inicio se desata la venganza de un joven policía secreto que recoge los pedazos del cadaver de su novia, convirtiéndose en ese momento en el mismo monstruo que persigue. Rápidamente identificado el asesino se autodefine con su conducta como un asesino en serie a contacto con otros que viven de la misma forma que él con una familia a sus espaldas que ha sido abandonada como último reducto de una humanidad que no existe ya en el interior de este hombre. La vendetta se transforma en otra venganza que a su vez le llevará a ver cómo otros de sus seres queridos sufren a manos de este enfermo sociópata que no siente absolutamente nada cuándo su cuchillo descuartiza o cuándo su martillo golpea las cabeza de sus víctimas. Un filme de crudeza sin igual, con una violencia llevada a su máximo extremo sin censura ni cortes que puedan facilitar la visión de la persecución de un monstruo que salpica sangre durante más de dos intensas horas. Otra obra maestra coreana que nos aporta una visión fresca del cine, una historia interesante pero un poco agobiante en los momentos de alta tensión. No apta para personas sensibles o que no soportan el color de la sangre. 

Silvia

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