lunes, 6 de enero de 2014

El viaje de Baldasarre de Amin Maalouf. (Le périple de Baldasarre, 2000)


Baldasarre, un honesto hombre de negocios recibe por su piedad y sus buenas acciones un libro, un preciado tesoro buscado y ambicionado por todos los hombres del mundo, El centésimo nombre de Dios. Un comerciante que no sólo piensa en los beneficios tendrá entre sus manos el codiciado libro pero del que es incapaz de acertar su autenticidad, por lo menos hasta que no disponga de un poco de tiempo para sentarse con calma y leerlo. Y sin todavía creérselo ahí está, en su tienda, sobre una repisa hasta que un alto dignatario entra en su tienda y tras la presión de su visita y el interés que este hombre pone en el libro, Baldasarre se ve casi obligado a regalárselo junto a su apreciada estatuilla de los dos amantes. Y así de un solo plumazo se deshace de sus dos objetos más importantes sin darse cuenta siquiera de lo que acaba de hacer. Sin conseguir hacerse a la idea de la locura que ha cometido. Arrepentido parte en busca del dignatario para intentar apoderarse de nuevo del libro. Le acompañarán sus sobrinos participes del error de su tío y una viuda en busca de pruebas que certifiquen la muerte de un marido del que no sabe nada desde hace años. Inicia así el periplo de Baldasarre, un largo viaje en el que descubrirá quién es él realmente, un tiempo para la aventura pero también para la reflexión. Un largo viaje en caravana por la ya famosa ruta de la seda, descubriendo nuevas poblaciones, nuevas culturas, familiares para nuestro comerciante pero que le brindan la oportunidad de abrir un poco más las perspectivas de su mente. Un viaje narrado en sus cuadernos, en sus diarios que por circunstancias ajenas a su voluntad deberá abandonar en cada lugar en que se hospedará. Cuándo todo parece acabado, cuándo un naufragio y la muerte del dignatario acaban con las esperanzas de Baldasarre, una buena noticia llega hasta él personificada en un hombre que ha conseguido comprar los restos de la nave naufragada. Este hombre, un personaje ilustre en donde los haya accede a entregarle el libro a condición de que Baldasarre lo traduzca para él. Sin embargo y a pesar de la buena disposición y del empeño que pone, cada vez que lo intenta sus ojos pierden la visión. Empieza así a formarse en la cabeza del comerciante la lúgubre idea de los males que acompañan a este libro, la muerte, la enfermedad, el naufragio y empieza a preguntarse si realmente este libro desea ser leído o conocido por ser humano. Un incendio en la casa del mecenas destruirá su reputación y la posibilidad de continuar con su misión. Por otro lado, las profecías que anuncian que el fin del mundo está cercano están cada vez más vivas y para Baldasarre este hecho es ya una certeza cuándo la viuda, convertida en su amante y embarazada de él descubre que su marido esta vivo y la reclama a su lado. Enloquecido por la noticia buscará la ayuda de un rico mercader que nada conseguirá concluir ante la justicia, ya que Marta, la viuda, defenderá la vida de su hijo sacrificando al hombre al que amaba con todo su corazón. Resignado aceptará la nueva vida que el rico comerciante le propondrá convencido de que seguramente a partir de ese momento podrá encontrar un poco de paz para su ya demasiado atormentado espíritu. Historia, aventura, emociones, todo mezclado y perfectamente amalgamado en una novela histórica que mezcla ficción y realidad en una aproximación a una de las civilizaciones más fascinantes que hayan podido existir.
Silvia

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