domingo, 20 de enero de 2013

Petition de Zhao Liang. (上访, 2009)


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China posee una forma de medir, un indicador que calcula la efectiva conformidad de la sociedad con las políticas del Estado. Este instrumento calcula la cantidad de personas que acuden de todas partes del país para protestar mediante una forma estandarizada llamada petición. Esta modo que sirve para expresar la insatisfacción por uno u otro motivo se realiza en las oficinas correspondientes de la capital. Esta petición se ha convertido para miles de personas en una forma de vida y el Estado hace todo lo posible para evitar que estas personas lleguen y se queden en Pekín para ejercer su derecho. Estas personas, se dirigen a la ciudad para protestar por los más diversos motivos, encarcelamientos injustos, muertes injustificadas, desapariciones misteriosas, desahucios forzosos y casi siempre ilegales. Este colectivo es tan numeroso, sus posibilidades de sustento tan limitadas y la recepción por parte del Estado tan mínima que se ven obligados a establecerse en las ruinas de los barrios demolidos, en las calles, a esconderse bajo puentes para pasar el invierno. Comen lo que consiguen encontrar tirado por las calles pero nada les detiene, ni el hambre, ni el frío, ni las cargas de la policía, ni el encarcelamiento, ni la casi certeza absoluta de que sus pretensiones y sus reivindicaciones serán ignoradas por completo. Un ejemplo de entereza, de orgullo y resistencia contra un sistema que no recoge su malestar, un grupo social que demuestra que no todo se puede ocultar y que el miedo no es un sentimiento que pueda sobreponerse a la justicia.
Silvia

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