martes, 15 de enero de 2013

Rolling home with a bull de Yin Soonrye. ( 소와 함께 여행하는 법, 2010)


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Sun-Ho está ya harto de cuidar del buey de trabajo de sus padres, de lavarlo, de limpiar sus excrementos y sobre todo no entiende porque tiene que seguir trabajando con un método tan antiguo en lugar de hacerlo con un tractor. Pero su padre se resiste a la idea de vender a su querido buey y se opone perennemente a las constantes peticiones de su hijo. Sin embargo, una noche, su hijo decide llevarse al buey en una furgoneta y llevárselo hasta el lejano pueblo más cercano para venderlo en la feria del ganado. Tras muchos kilómetros, Sun-Ho llega finalmente a su destino, que, sin quererlo, se convertirá en la puerta de entrada que se abre ante él y le presenta un mundo que hasta ese momento no había ni siquiera contemplado. La feria se encuentra en su momento final y el dinero que le ofrecen no consigue convencerlo para deshacerse del buey. Sun-Ho prosigue su camino hasta el siguiente pueblo, pero la puerta ya está abierta y a través de ella se asomarán diversas personas. Un monje budista, para empezar, que le hará apreciar la compañía del animal, una ex novia, presente todavía en su corazón que sacará de él toda la rabia y toda la ira, de la que intentará alejarse irremediablemente en un tira y afloja que acabará sólo con el reconocimiento de la realidad oculta en sus entrañas. Un padre y su hijo, que simbólicamente le ayudaran a entender el significado del buey en su vida, una niña, que elije un nombre para su compañero de viaje, porque el querido animal de su padre, ya no es simplemente una bestia que se puede comprar o vender, se ha introducido poco a poco en su cabeza y en su corazón hasta alcanzar un punto de mutua comprensión y de afecto imposible de ignorar. Acechado por las sombras de sus encuentros en este viaje, y las continuas peticiones de sus padres para que vuelva con su buey, Sun-Ho alcanzará a comprender que lo más fácil no siempre es lo mejor, aprenderá a respetar y a ayudar en un proceso de crecimiento interior con el que completar su edad ya cómo adulto.
Silvia

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