El Zemalnit ha muerto y los Pinakles se han llevado la
Espada de fuego, Zemal, la legendaria, forjada por los dioses a un lugar y a la
que sólo los Tahedoranes, los maestros de la espada elegidos, podrán acceder y
no sin ello estar sometidos a un sinfín de luchas, sufrimientos, traiciones y
pruebas en las que sólo uno, sólo el verdadero merecedor de tal honor, tal y cómo
reflejan las profecías, podrá tomar en sus manos tal honor y convertirse así en
el nuevo Zemalnit. Derguín Gorión acompañado del mago Linar, Mikhon Tiq su
amigo y aprendiz de Linar y el gran Kratos se encaminarán hacía la búsqueda
final contra su temible enemigo Togul Barok el hombre de las dobles pupilas e
hijo de los dioses. Con la compañía de otros Tahedoranes, conscientes de que al
final del camino, sólo uno podrá prevalecer, atravesarán, valles, montañas, ríos,
se enfrentarás a sus enemigos reunidos con un pacto de sangre para retomar
tiempos lejanos en los que los dioses reinaban impunemente sobre todos los hombres.
Un semidios de pupilas dobles que esconde un secreto olvidado en el tiempo y que
florecerá de nuevo cuándo las circunstancias sean más favorables acechará con
un largo brazo detrás de cada recoveco. Un relato estructurado en una sociedad
atada por su estructura y sus objetivos a la polis griega, adornada por unos dioses
crueles y vengadores al verdadero estilo de la Grecia arcaica, en la que las anfictionías
no podían faltar, nos revela la formación clásica de su autor que logra atraparnos con una prosa
actualizada y fantásticamente bien estructurada que nos sumerge hasta el fondo
de un nuevo mundo, Tramórea del que no podremos salir hasta lograr respirar
hasta el último aliento cada uno de los minutos en los que transcurrirán las próximas
leyendas que del enfrentamiento entre hombres y dioses resultarán.
Silvia
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