En la segunda entrega de las historias de Aurora Teagarden,
Roe, como la llaman sus familiares y allegados se convierte en la inesperada
heredera de otro miembro del club de los Crímenes reales, Jane, una entrañable
ancianita que ha decidido dejarle todo lo que tenía, una casa, demasiado
dinero y algún que otro problema.
Roe, entusiasmada, empieza a tomar posesión de sus nuevas propiedades y
contemporáneamente comienza a observar lo que parecen extraños comportamientos
y alusiones por parte de sus vecinos y del hasta entonces albacea de la
difunta. Sus sospechas empiezan a crece a medida que pasan los días, y la
bonita casa heredada, en la que ya se había cometido un robo recientemente,
empieza a ser motivo de preocupaciones para la mente acostumbrada a estudiar
delitos de Aurora. Así, inicia sus pesquisas hasta que finalmente encuentra el
motivo de sus inquietudes que, a
partir de entonces, se convertirán en un oscuro secreto que intentará desvelar
intentando no involucrar a los apacibles vecinos de un tranquilo barrio
residencial. Pero no todo es lo que parece, y el lugar no es tampoco el paraíso
que la bibliotecaria podría desear.
Silvia
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